Joven

sacerdotisa

 

 

 

Egipto.

 

Alto: 21, ancho: 14

 

 

 

Mármol-Basalto

70 €

Policromado

125 €

 

Esta bella pieza nos muestra a una joven sacerdotisa cuya figura se ajusta a los cánones artísticos egipcios: Ojo visto de cara y cabeza de perfil, hombros vistos de cara y brazos de perfil, etc.  Los dibujantes, pintores y escultores egipcios quedaron siempre bajo la dependencia de la religión.  Tenían una concepción metafísica de las formas y perseguían una búsqueda permanente de una calidad superior -escondida tras la apariencia externa de las cosas y de los seres-, menospreciando el testimonio de sus sentidos y de sus ilusiones ópticas, habitualmente llamadas perspectivas.

Esta forma de representación simbólica sólo se aplicaba a los personajes más importantes: Faraones, Altos Funcionarios, Sacerdotes o Sacerdotisas, como en el presente caso.  Los miembros del clero egipcio tenían un papel fundamental, no solamente como guías espirituales, sino también como «servidores de Dios», manteniendo la Unión Sagrada entre el Egipto terrestre y el Egipto Celeste. Eran los encargados de ejecutar los actos del ritual; asimismo eran los que organizaban las numerosas fiestas religiosas que  se celebraban según ciertos ritos muy precisos.

Todas las religiones antiguas tenían sus sacerdotisas en los templos.  En Egipto eran designadas con el nombre de , y servían al altar de Isis, la Diosa Madre de la Humanidad, así como en los templos de Nit, Hathor, Pakhit, y otras grandes diosas.  Las sacerdotisas eran educadas en las «Escuelas de Secretos Conocimientos», y como tales el pueblo las respetó del mismo modo que a los sacerdotes, e incluso con una especial admiración, pues veían a través de ellas a la Diosa Madre Isis.

Había profetisas, adivinas de sueños e intérpretes de oráculos.  Herodoto, además, hace mención de las hieródulas, vírgenes o monjas consagradas al Júpiter Tebano, que eran generalmente hijas del Faraón, y otras princesas de la Casa real.  Los orientalistas hablan de la esposa de Cefrenes, constructor de la llamada segunda pirámide, la cual era sacerdotisa de Thot.

La joven aquí representada está bellamente adornada con un gran pendiente, un ancho collar, muñequeras, brazaletes y una diadema.Lleva dos ramilletes de flores de loto, uno cayendo hacia abajo con las corolas cerradas, y otro apoyado sobre el hombro con las corolas abiertas.

Muy abundante en las orillas del Nilo, el loto tiene unas características muy especiales: Abre su corola al alba y la cierra al atardecer; nace en la oscuridad de las aguas pantanosas y emerge a la superficie sin verse manchada por ellas, etc. Por eso, en Egipto, así como en otras culturas de la antigüedad, el loto era una planta simbólica. Representaba el renacimiento del Sol, la fecundación, la fertilidad, y la pureza.  Su representación estaba ligada a la diosa Isis, y perduró en el culto grecorromano a esta diosa.

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